26 febrero, 2024

Renglones para mí

    Escribiré, escribiré con tinta de bolígrafo para que nada ni nadie lo pueda borrar.

   Mis esperanzas, deseos, sueños, metas a alcanzar, confianza y demás, lo escribiré con tinta de colores.

   Mi familia, la llevaré en mi piel, enlazada en un infinito cerca de mi corazón.

    Escribiré, escribiré a los amigos con lápiz y dejaré que te imagines por qué.

    Mi corazón guiará mi mano para hacer este escrito lo más amable posible, para que nunca mi bolígrafo haga daño con sus letras intencionadamente a ningún ser vivo.

    En este relato no explico nada concreto, solo las formas en mi tipo de escritura, pero lo que sí sé es que estas letras quedarán impresas incluso cuando yo ya me haya ido.

    Por eso, la importancia del escrito.



19 febrero, 2024

Vacío

  Esqueleto de una vida pasada, vacío en su mirada, desmonta la callada montaña.

  Es triste verla así, donde había ventanas, hay ojos sin escuadra, donde había puertas, hay agujeros sin sustancia.

  Las palabras que se dijeron, quedaron en los techos buscando una pernada.

   El objetivo de vida se fue como maleta cerrada.

  Qué triste vacío, ladrillos de muros sin desmontar, erosionan su pesar.

  Cuidado con sus raíces en el solar, trepan para callar, lo que algún día fue un hogar.


12 febrero, 2024

La esposa

    Llegó el momento, sintió que se estaba perdiendo. Se miraba al espejo y esa nueva arruga le recordaba la preocupación de los últimos meses. ¿Dónde se fue su mirada pizpireta? Se preguntó, pero solo fue un instante porque tenía demasiado trabajo: la casa, que si bien estaba situada en una urbanización de lujo en las afueras de Madrid, y pese al servicio, requería de una constante supervisión. Los gemelos, que a sus ocho años crecían disciplinados bajo su precisa tutela. La compra de la semana, que debía ser sumamente precisa. No cabía en su despensa productos de dudosa calidad que pudieran afectar o desequilibrar la salud de su familia.

    Y su marido, con un relevante cargo directivo en una multinacional, que a su mediana edad seguía manteniendo su agresivo atractivo.

      ¿Su marido?, por un momento se olvidó de él.

    Quizás, en más ocasiones olvidó su vida de casada. Ahora era esposa y madre, sí, pero en su mirada al espejo pensaba cada mañana en su vida pasada. Pensaba en aquellos tacones de infarto que estilizaban su figura, en los vestidos pegados a su cuerpo que marcaban sutilmente unas curvas bien formadas. En aquellas miradas deseosas en los hombres, y acusadoras en algunas mujeres, que le hacían subir el ego y sentirse una mujer hermosa.

    Llegó el momento, era el día indicado. Tenía que hablar con sus hijos, debía decirles algo de crucial importancia: Su padre se fue, y no volvería jamás.

    En su cabeza retumbaban sus preguntas, ¿Pero, por qué mamá? ¿Dónde está? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde se ha ido? ¿Por qué, ...ya no nos quiere?

    ¿Cómo explicarles que desde hace tres semanas comparte espacio en el sótano con los guisantes ultra congelados y las gambas?