Emocionante, excitante y con ganas de
salir a hacer fotos a la calle. Así nos encontramos mis compañeros
de la asociación de fotografía y yo.
Andamos concentrados
preparando nuestras cámaras, ajustando los parámetros para cumplir
con todo el reglamento y las bases del concurso.
Os describo un
poco como va a ir: en esta tercera edición somos doce participantes,
y cada uno de nosotros propone un tema a fotografiar, y después
cinco manos inocentes eligen los cinco temas.
Una vez los tenemos bien apuntados nos
marchamos todos a hacer fotos por las calles del pueblo, en busca de
nuestra mejor imagen para cada tema, y no hay tiempo que perder, en
esta tercera edición uno de los requisitos es que las fotografías
sean todas en blanco y negro, un reto añadido para los que solemos
fotografiar siempre en color, ¡y solo tenemos dos horas!
Al salir a la calle, inevitablemente la
gente te observa. Si vas con el móvil pasas más desapercibido, pero
si estás cámara en mano en medio de un paso de cebra buscando
líneas, delante de farolas o árboles con las piernas entreabiertas
para coger el mejor ángulo o buscando marcos naturales, intentando
enmarcar el motivo con las plantas de los jardines o las propias
manos y esperando que se haga de noche para hacer fotos a las luces
navideñas, no escapas a las miradas extrañadas de los transeúntes.
Tras haber realizado y seleccionado
nuestras cinco fotos, las descargamos, las visionamos y procedemos a
comernos el coco para repartir nuestros votos.
Y ahí estamos, un poco más
tranquilos y a la vez nerviosos por el resultado. Y mientras se
recuentan los puntos esperando la resolución, nos es inevitable
pensar si alguna de nuestras fotos será ganadora.
Personalmente
estoy nerviosa, pero no más que lo estaría en un juego de mesa. Soy
competitiva y me gusta ver el desarrollo de todas las partidas, quizá
no gane el concurso, pero me consuelo pensando: lo importante es
participar y hacer la mejor foto posible.
Todos nos conocemos desde hace dos
o tres años, no nos vemos asiduamente, aunque en lo fotográfico
formamos una grupo extraordinario. Lo que prima en este concurso es
pasarlo bien y claro, la cena de después, en la que se habla un
tanto de fotografía y un mucho de nosotros mismos. Socializar es
imprescindible.
Seguro que me dejo cosas por
escribir, lo guardaré en mi recamara llamada memoria y otro día os
seguiré explicando mi experiencia.
*Fotografías de Eladio Bellés, Esther Cornelia Bremer y José María Martín.
Clicad para verlas a un tamaño mayor.