Viendo esta foto, me vinieron a la cabeza las redes sociales, el mundo en el que vivimos ahora, lleno de narcisistas e hipócritas, haciendo de su vida un escaparate. La foto, como siempre, me parece excepcional por el lugar, el momento y la vista del fotógrafo. Quizás hasta divertida por aprovechar la farola como cabeza, la cual parece una idea original, y la sombra de detrás, a la que no identifico de dónde puede salir. El título, fantástico... como siempre.
Pero vayamos a lo dicho antes. Aunque se haya hablado mucho, quiero poner mi granito de arena para que resuene una voz más y se acepte mi crítica como denuncia y posición, siempre desde mi punto de vista y sin herir a nadie intencionadamente.
Un tiempo atrás, también fui una chica de escaparate, enseñando casi mi día a día, hasta dónde viajaba o comía y con quién. Ahora me cuestiono si estaba bien y creo que no, pero la luz de la bombilla era tan fuerte que no me dejaba ver. Mensajes, fotos, halagos en privado y públicos eran una continua subida de ego; hombres solteros y casados que veían mis fotos y sentían la necesidad de hablarme o enviarme fotos subidas de tono.
Sí, sucumbí a las redes sociales. ¿Me arrepiento? No, por supuesto, lo hecho, hecho está. ¿Por qué digo que me cuestiono? Porque hacerme preguntas a mí misma está en mi ADN.
Quizás en mis escritos hablo tanto de mí o me veo reflejada en tantas fotos porque aún quedan rescoldos de ese tiempo pasado... algo a lo que no puedo renunciar porque creo sinceramente que todos llevamos una pareja de escaparate dentro y nos amoldamos a los tiempos modernos, mutando por fases en distintas plataformas digitales.
¿Vosotros cómo lo veis?