29 mayo, 2023

La pequeña Gaudí

    Hoy os hablaré de "los tesoros de Júlia". Paseando por el barranco que está situado detrás de mi casa, mi nieta Júlia que por aquel entonces tenía cuatro años, empezó a meterme unas piedrecitas en el bolso, argumentando que eran tesoros, -¡mira yaya, otro tesoro!, gritaba cada vez que encontraba uno, su ilusión me hizo recogerlas a mí también: las de colores, recortadas al azar, que no eran más que azulejos tirados en un barranco, pero mi nieta los llamó tesoros.

   Cuando llegan a la playa por la fuerza del agua, esos tesoros se redondean y perfilan como autenticas perlas, y aquí en el mar, es donde más encontramos.

    Han pasado cuatro años, y su afición por recoger tesoros ya no está tan latente, pero me dejó el encargo a mí y a mi amiga Esther, y aquí estamos cada vez que venimos a la playa, recolectamos tesoros, piedras bruja, piedras con caras o conchas para colgar, nos podríamos llamar ladronas del mar.

    Yo personalmente, me inventé pegar los tesoros en la pared de mi casa, y así dar uso a estos azulejos tirados como basura, ahí queda bien la frase: la basura de unos, es el tesoro de otros.

   Como la gente que me conoce ya sabe lo que hago con los tesoros, familiares y amigos me los traen de todas partes, y así es como mi alijo en la pared se multiplica como mosaico para mi pequeña Gaudí.


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22 mayo, 2023

Presencias

     Aún soy un niño y me pregunto porque mi cuerpo no ha crecido. Me escondí en ésta sala tan pequeña y solitaria, recuerdo estar jugando al escondite con mis amigos. Me dijeron que no se podía entrar en la casa del "hombre malo", pero desobedecí las reglas del juego.

    Creo que han pasado años y siguen sin encontrarme, Yo hice ahínco en gritar y gritar, pero desistí a los dos meses o quizás pasó más tiempo. No lo sé...

     Primero pasé hambre, sed, y frío, y mis orines y vómitos del principio me sabían raro.

    El día que salga de aquí le explicaré a mi mamá lo mucho que la eché de menos y mi papá me tranquilizará con su voz tan afable, -no pasa naaaada-, me acariciará el mentón, y luego se pelearán. Mi papá seguro que me defiende diciendo que son cosas de niños.

   Mi hermana pequeña tiene tres años y es la única que me saluda cuando me ve, ella quiere besarme pero me esfumo de sus pequeñas manitas. A veces oigo a mi madre llorar en mi habitación y me siento mal por no encontrarle consuelo.

    Quizás ya no tenga tiempo de hablar con nadie y noto como velan mi cuerpo. No gané este maldito juego.

15 mayo, 2023

Robastesa

    Paseando por la calle con mi compañero de fotografía me he dado cuenta de lo mucho que me gustan los balcones. Soy una "voyeur" de los espacios pequeños dichos por mí, aparadores que dan a la calle. No es por nada que tengo un instagram llamado “robastesa” donde cuelgo allí poco a poco todas las fotos que he recogido durante meses.

   Los que no tienen balcones tienen terrazas, donde los tendidos son más espectaculares, con sábanas o alfombras danzando al compás del viento. Los balcones a mi parecer son más ingeniosos, con poco espacio para colgar la ropa te sorprenden con tendales abarrotados de ella, bicicletas en la pared o mesas pequeñas, plantas y hermosas flores, que recuerdan jardines colgantes.

   Hay casas abandonadas con balcones y un ecosistema aparte creciendo en ellos.

    Hay balcones sin nada, donde pienso que no vive nadie, o son personas muy sencillas.

    Me encanta ir por el pueblo y mirar los espacios cuadrados con ropa colgada, que en conjunto son como un “tetris” en la pared de los edificios.

   Un balcón te habla de la gente que vive dentro, hasta podemos imaginar el momento que están pasando por la ropa que cuelgan. Si hay mucha ropa oscura, gente mayor o de luto, aunque también pueden tener ese color como preferido en su vestimenta evidentemente. Si es ropa multicolor: familia con dos o tres niños. Y ropa azul o verde fosforito: uniformes de trabajo en fabricas o servicios. Ropa pequeña y delicada: un bebé que ha llegado a la familia. Y si hay dos bicicletas en la pared y ropa de deporte: pareja que vive junta desde hace poco. 

    Y así podría seguir explicando, siempre desde mi punto de vista, cómo nos hablan los balcones de las personas que viven allí.

   También tenemos que hablar de los que salen a fumar al balcón, y son los llamados “radares del barrio” Donde yo crecí había una señora siempre asomada a su balcón que se enteraba de todo lo que pasaba en la calle. La llamábamos "piquito de oro", y al escribir esto he recordado que en mi barrio había muchos balcones llenos de jaulas con canarios de colores. En los balcones de hoy en día se ven muy pocos pájaros encerrados, supongo que nos hemos concienciado un poco y ya no los tenemos en el balcón.

    También encontramos perros que miran a la gente pasar, balcones cerrados, con gatos que toman el sol de la mañana.

    Como siempre me pasa podría escribir más de este tema, pero lo dejaré aquí y cuando vaya fotografiando más balcones, iré haciéndome sabedora de sus habitantes.


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08 mayo, 2023

Latidos a ras de suelo

    Cierro los ojos y las olas me acompañan con su compás, sin razón y sin porqué, me recuerda a un corazón.

    Sentada en la orilla del mar con la brisa despeinando mi pelo, me susurra su latido a ras del suelo.

    Imparables los dos, a su ritmo y catalogando el bombeo, se destruyen como Romeo.

    No soy poeta, más bien cateta, no soy romántica, más bien semántica. Todo se asemeja en mi cabeza pendeja y os lo trasmito así como un mito.

   Esta foto me encanta y hace florecer en mí a una enamorada del mar y de la vida, me hace pensar que cuando mi corazón se pare, las olas seguirán a su ritmo, imparables ellas, a veces más bravas, a veces más calmadas, quizás cuando nadie las mira y en su ensoñación le hacen respiro a su corazón.

    Corazón de mar, corazón de sal, a ras de suelo emprendes el vuelo, perturbas mi vida cuando aceleras tu ritmo y me baño en tus aguas con mi desatino.

   Como cantando una canción a ritmo de reguetón me despido del mar, y de su corazón a ras del suelo emprendo mi vuelo.



01 mayo, 2023

Puzzlemanía

    Otra afición que tengo desde pequeña es la de hacer puzzles. El primero que recuerdo haber hecho era de tres gatitos, detrás de las piezas había pintados unos pequeños símbolos, y de esta manera eran tres puzzles independientes que se convertían en uno. No sé que edad tenía ni quién me lo regaló, pero lo hice y deshice mil veces.

    Los puzzles que hago ahora los enmarco y los cuelgo para admirarlos y contemplarlos, y para recordar lo que disfruté haciéndolos.

    Cuando me detectaron el cáncer a los treintaidós años, consideré que era muy joven para morir y junto con mi marido hice una lista de deseos. En ella escribí que no me iría de este mundo sin acabar mis puzzles, y a partir de ese día fue lo que me regalaron mi marido y mis seres más queridos. Y así llegué a tener un buen alijo que descansan encima de mi armario, muchos los regalé al hacerlos y otros tantos los tengo colgados en mi casa y en mi restaurante.

     Es una afición que he ido disfrutando por temporadas, me relaja, toco las piezas y poco a poco las voy conociendo, culo para fuera o culo para dentro, de dos agujeros o de tres, y así más o menos las identifico. Me metí en grupos de “facebook puzzleros” como yo, y me sorprendí de la afición que hay sobre este tema. Se hacen concursos en directo de montarlos en unas horas, pero decidí que eso no es para mí, porque a mi me gusta la paz y tranquilidad que me aporta el rompecabezas, el tiempo que empleo en hacerlos es irrelevante, paso horas y horas montándolos y para mí no es tiempo perdido.

     En uno de estos grupos también hicieron un sorteo, y el regalo eran ocho puzzles. Compré tres números a dos euros cada uno, y uno de ellos fue el afortunado. ¡Me tocó! Fueron los que me resultaron más baratos de mi vida, y encima me los trajeron a casa.

   Algún día me gustaría juntar mis dos aficiones: la fotografía y los puzzles, e incluso os diría que mis tres aficiones, la que falta es el tarot. Otro de mis hobbies del que os hablaré muy pronto .¿Os imagináis fotografiar personas representando los veintidós arcanos mayores, y después hacer veintidós puzzles de mil piezas cada uno? Yo si.

   Y me encantaría que de mis fotografías se hicieran rompecabezas, es igual el motivo, la imagen y el colorido, solo ver que la gente los compraría por que les gustaron mis fotos sería una satisfacción para mí.


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