Cierro los ojos y las olas me acompañan con su compás, sin razón y sin porqué, me recuerda a un corazón.
Sentada en la orilla del mar con la brisa despeinando mi pelo, me susurra su latido a ras del suelo.
Imparables los dos, a su ritmo y catalogando el bombeo, se destruyen como Romeo.
No soy poeta, más bien cateta, no soy romántica, más bien semántica. Todo se asemeja en mi cabeza pendeja y os lo trasmito así como un mito.
Esta foto me encanta y hace florecer en mí a una enamorada del mar y de la vida, me hace pensar que cuando mi corazón se pare, las olas seguirán a su ritmo, imparables ellas, a veces más bravas, a veces más calmadas, quizás cuando nadie las mira y en su ensoñación le hacen respiro a su corazón.
Corazón de mar, corazón de sal, a ras de suelo emprendes el vuelo, perturbas mi vida cuando aceleras tu ritmo y me baño en tus aguas con mi desatino.
Como cantando una canción a ritmo de reguetón me despido del mar, y de su corazón a ras del suelo emprendo mi vuelo.
Hola,muy buena foto y escrito chulísimo,me encanta!!!
ResponderEliminarGracias Salemeta. Lo celebramos!
EliminarGracias por pasarte y comentar. Un abrazo!
El cor sempre jove i amb ganes de vida.Bona comparativa entre el batec del cor iel moviment de les ones. Bonica foto.🥰
ResponderEliminarCor jove i ment oberta és una bona combinació.
EliminarGràcies de nou per passar-te i comentar, Angela.
Una abraçada.
Cortito y precioso, al mar le acompasamos con el sonido que nos apetece y siempre lleva el compás y no se me ocurre ninguno más bonito que los latidos del corazón
ResponderEliminarAsí es, Ciri. ¡Qué mejor compas que el del corazón!
EliminarGracias por pasarte y comentar. ¡Un abrazo!