23 enero, 2023

Días de hospital (II)

    Cuando hice el anterior relato de la sala de espera mi compi me hizo ver que era un poco crudo, y eso me ha llevado a hacer una segunda parte con un poco más de humor, para haceros ver que, a veces, aunque estemos ante situaciones duras también hay momentos que te hacen soltar una carcajada.

    Situaros e imaginaros: sala llena de gente con lo ya descrito en el otro relato, pues me fijé en dos hombres que estaban sentados delante de mí en diagonal, no eran familia, no iban juntos pero tenían un aspecto parecido, eran grandes y sin pelo, e iban vestidos con un chándal similar, y de pronto ¡...los veo a los dos comiendo quicos! Así, ¡a la vez! Se bajaban la mascarilla y se llenaban la boca de maíz tostado al unísono, ja ja ja! Era totalmente irreal, tanto que si hubiera tenido mi teléfono puesto en cámara no se me hubiera escapado el momento. Luego uno de ellos, ...muy mañoso él, cuando acabó con los quicos dobló la bolsista a lo MacGyver y la utilizó para sacarse los “paluegos”. Esa escena vista junto a mi hermana Angela se transformó en una sonora carcajada y un poco de asco a la vez.

    El que espera desespera dicen, y debe ser cierto cuando ves a personas dando patadas a la máquina de refrescos o sacando sándwiches semifríos de salami y viendo sus caras de incomprensión frente a la situación que los ha llevado a estar allí comiendo algo que, seguramente, de estar en su casa nunca se hubieran elaborado un bocadillo así.

    Al chico que le ha dado una patada a la máquina le explico que no funciona porque hay una botella atascada que dificulta la extracción de las demás, y eso mismo lo explico como a unas 15 personas que se acercan a la máquina.

    Nos toca hacer noche allí, y por fin, a las 2 de la mañana vienen los que reponen los productos en las máquinas, colocan la dichosa botella que cayó mal por la mañana, mientras bromean entre ellos, y yo, los miro con lo ojos enrojecidos fruto del cansancio y del llanto y pienso: ¿Quién puede estar tan contento a las 2 de la mañana? Pues los que trabajan reponiendo las máquinas, evidentemente.

   La noche transcurre sin muchas más historias, sólo nos llama la atención una chica que duerme de modo trasversal en los asientos de madera, y mi hermana comenta que le parece una “sin techo”, posiblemente tenga razón, y a mi parecer la sala de urgencias de un hospital es un buen lugar para refugiarse del frío.

   No quiero alargarme mucho, otro día os explicaré como enseñé a la gente a sacar café.


(Clicad para ver las imágenes a mayor tamaño)

4 comentarios:

  1. Tot molt cert!i el que queda per explicar!

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    1. Així és, Sole. Hi ha tantes anecdotes en el record que potser doni per a una tercera part, ja es veurà.
      Gràcies de nou per passar-te i comentar.
      Una abraçada.

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  2. ACR es podrian escriure llibres sencers amb les histories que hi han a les sales d'espera, nomes tens que estar atent. Allo del home amb la bossa era fastigós.😜

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    1. Així vam viure aquest moment subrrealista, i potser sí que doni per a algun relat curt més, però esperem que no haguem de passar moltes hores més a aquestes sales.
      Gràcies de nou per passar-te i comentar, Angela.
      Una abraçada.

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