16 enero, 2023

Muñecas en el baño

   Empiezo mi relato duchándome en el baño de mi casa, y recogiendo cinco barbies tiradas en la bañera improvisada que en su día compré para mi nieta Júlia. Yo nunca tuve una, me parecen un poco ridículas y tienen cara de malas. Eso es lo que pienso yo, pero a mi nieta le encantan, y juega a carreras en el baño con ellas y no para de cambiarles la ropa. 

   Las siento una a una y voy escurriendo el pelo que un día nos apeteció cortarles para que estuvieran más personalizadas, para que fueran diferentes y únicas. Ellas mismas. 

   Siempre quise tener una hija, y cuando estaba embarazada todos auguraban que lo sería, pero…, nació mi hijo Oriol. Y él, 25 años después me trajo a la pequeña Júlia, que ya tiene 6 años y ha invadido mi vida y mi baño de muñecas y juegos. ¡Que afortunada me siento! 

  Mientras me seco el pelo me siguen invadiendo pensamientos de mi vida. Dejarme el pelo largo fue una apuesta con una amiga hasta que consiguiera su casa otra vez. La casa que le arrebató su ex marido, un hombre con trastorno psicopático cuya historia da para otro relato.

  Bueno, tampoco tiene tanta importancia, pero son pensamientos que me invaden. Y hoy he querido escribirlos para que los que me conocen sepan más de mí, o simplemente porque sí, porque me apetecía escribir. Quizá me he equivocado en el título del relato y tendría que poner “pensamientos en el baño”, o quizá está bien así. Y definirme como una de esas barbies ridículas con cara de malas, con el pelo cortado al azar, porque me apetecía.

   Nunca aprendí a poner las comas al escribir, y mi cabeza piensa tan rápido y es tan cambiante que no me da tiempo en escribirlo todo, y quedan como frases cortantes e indefinidas. Y bueno, tampoco voy a escribir un betseller, ...sólo son mis pensamientos.

   Supondréis que ya he salido del baño. Pues sí, las muñecas siguen allí secándose, y cuando pienso en ellas me acuerdo irremediablemente de la película de Toy Story. En la vida que tienen los juguetes cuando no los ven, y al recogerlas he pensado que no me gusta que se queden flotando en el agua.

   Una de las muñecas de trapo que tengo se llama Pepa. Me la regaló mi hermana Sole y desde el primer día dormí con ella. Incluso cuando me casé dormí con ella y con mi marido. Quizá a mis 17 años no quería dejar de ser la niña que llevaba dentro. Ahora, cuando la miro y la acaricio, me invade un sentimiento de ternura. Ella guarda mis sentimientos desde hace 35 años.

   El otro día le hablé a mi nieta de mi muñeca de trapo. Ella es muy pequeña, y creo que aún no aprecia lo que es tener una muñeca personal.

   Y allí siguen ellas, secándose, mientras yo ya he hecho mil cosas en casa. No sé si decir que es triste ser una muñeca, o ser una persona con condición de muñeca. Ellas ahí siguen con su sonrisa perfecta, bueno, todas menos una, que es diferente, y allí se quedarán hasta que yo vuelva de hacer otras mil cosas más.

   Y para acabar, y haciendo una reflexión, ¿no pensáis que todos somos muñecas?

   ¿Cada persona puede ver a la que quiera ver, o a la que nosotras les mostramos? Mi madre ve una barbie que no ven mis hermanas, e incluso mis hermanas ven a una diferente, sobrinos y sobrinas, tío, hijo, nieta, amigos y amigas, amantes y los que ya no están, las personas de los supermercados y la gente de la calle en general. En fin...

  Y en ese tiempo de pandemia que nos tocó vivir, ¿no seríamos muñecas del sistema?


(Clicad en las imágenes para verlas a mayor tamaño)

7 comentarios:

  1. ACR. Bon dia, jo crec que la societat ens fa canviants, depen del lloc, de la circunstancia o de la persona amb qui estas et comportas d'una manera o altre. No es igual una mare, una germana o un company de la feina. Crec que a tothom ens pasa ser d'una manera o altre.

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    1. També així ho creiem nosaltres. El món que habitem, la societat en què vivim està en constant canvi, i sense adonar-nos nosaltres canviem amb ella. Després d'una paraula dita, un gest fet, i una simple respiració, ja no som els mateixos que abans.

      Gràcies de nou per passar-te i comentar, Angela.
      Una abraçada.

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  2. Todas las situaciones en las que estamos nos arrancan recuerdos o los planes que tenemos en mente,el cerebro es que no para
    Pero siempre hay alguna cosa que nos lleva a los recuerdos y lo solemos hacer con ternura.Pero esas muñecas ahi en el lavabo,vigilantes y observadoras, hacen pensar!!!! Ciri

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    1. Así es, el cerebro no para, él va a su bola y sorprende la mayoría de veces con sus pensamientos y sus recuerdos. Una misma imagen provoca en el de cada uno de nosotros un sentimiento diferente, al tuyo las muñecas le hacen pensar en vigilancia y observación, a otros a saber qué...

      Gracias de nuevo por pasarte y comentar, Ciri.
      Un abrazo.

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  3. ¡Buenas tardes!

    Cada uno es esclavo de sus pensamientos y de sus actos.

    En tiempos de pandemia hicimos lo estrictamente necesario para paliar una situación muy difícil que aún no hemos resuelto del todo, aun así el mundo no se acabó, siguió girando, el sistema, sí que paró. No somos esclavos del sistema, somos esclavos de nuestros pensamientos,de todo lo material, de todas esas muñecas a las que les damos un valor que es efímero. Las relaciones; la gente que nos rodea, el amor que les profesamos y el amor a nuestra propia existencia es lo que nos hace libres, no lo material.

    Así que en mi opinión no necesitamos muñecas a quien contarle secretos, necesitamos personas auténticas que nos amen de verdad, sea cual sea su amor, paternal, filial, amistades, parejas e incluso animales. Dejemos de jugar a muñecas en tercera persona y juguemos a vivir nuestras propias vidas.

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    1. Ciertamente es mucho mejor abrir tu corazón y tu mente a las personas que nos amen de verdad, pero cierto es también que hay quien no las tiene a su alcance y tiene que recurrir a su propio plan B, al diario, a las muñecas de la infancia, a las redes sociales, o incluso a Dios, válidas todas ellas.
      Gracias, Anonimo, por pasarte y comentar.
      Un abrazo.

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