Me dirijo al bus después de otro día de hospital, es una tarde de invierno fría y lluviosa. Hoy salí más pronto porque mi hermana se quedó a darle la cena a mi madre, y cuando llego a la parada del bus veo a un tipo estirado en el asiento. No hay nadie más, y la verdad es que no me da muy buena espina. ¡Chica!, ¡Tú!, la del paraguas de gatitos! Yo le miro y me espeta: -¿¡tienes un cigarro!?- ...le niego con la cabeza y me dirijo al panel informativo, que cómo es eléctrico, con la lluvia funciona a medias, ¡me cachis! Tengo miedo, la verdad.
Al rato aparece otra chica, y el tipo sigue estirado en su “trono de parada” y le hace la misma pregunta, la chica me mira extrañada y le hago un guiño de solidaridad, se acerca a mi lado, bueno ya somos dos. Un chico sin paraguas aparece de la nada y enciende un cigarrillo, a lo que el rey de la parada se le acerca y ve su deseo cumplido.
Ya somos seis o siete personas de pie, esperando al bus que parece no llegar nunca. Mi miedo se disipó al llegar varias personas más y el “tipo/rey de la parada” sigue ocupando todo el espacio en el asiento.
¡Por fin llega mi bus! Me despido de la chica que permaneció a mi lado en todo momento y subo, busco asiento y me siento segura. ¡Estoy salvada!
Cuando llegamos a Sant Boi sube un chico y me mira fijamente, se sienta en el asiento plegable que justo está delante del mío, y de pronto se pone a tocar una guitarra imaginaria, me mira y yo disimulo, y rio detrás de mi mascarilla, mira su reloj, lo tapa y me pregunta la hora. Las seis y cuarto le contesto extrañada, porque acababa de mirar su reloj.
Por lo visto hoy era un día de esos de encontrar personajes especiales, y me tocó a mi dar con algunos de ellos. Prosigue mi viaje, y sube al bus una chica con el pelo morado, sonrío porque me recuerda de pronto a una compañera de fotografía. El “músico imaginario” me sigue mirando y me pone nerviosa. Al llegar a su parada, me suelta un ¡Te quiero! y se baja. Yo respiro aliviada, pero sigo atónita por el extraño desenlace.
Llego a mi parada y ando hasta casa pensando en todo lo ocurrido, mi conclusión es que es éste un mundo de locos y si no me pasaran cosas así no os las podría explicar, y si, todo lo que escribo es verídico.
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Molt divertit i cert que el mon és ple de personatges!
ResponderEliminarNomés has d'obrir els ulls i observar al teu voltant i apareixen com per art de màgia.
EliminarGràcies de nou per passar-te i comentar, Sole.
Una abraçada.
ACR. Viatgar amb transport public es tot un mon a part. Cada dia veus coses divertides, rares, perilloses, a vegades escoltes conversas extranyas i tu et fas la teva historia. Bon escrit.😙
ResponderEliminarCelebrem que t'hagi agradat. Certament el món el transport públic és un micro cosmos en si mateix digne d'estudi.
EliminarGràcies de nou per passar-te i comentar, Angela.
Una abraçada.
I les fotos molt xules.😍
ResponderEliminarGràcies per la parte que em toca!
EliminarCurioso relato,en verdad que si estamos con los ojos muy abiertos podemos disfrutar de cosas pictorescas y en el autobús hasta imaginarnos la vida de cada cual,gracias por tu guiño.Ciri
ResponderEliminarComo relatores de historias y captadores de imágenes cotidianas no tenemos más remedio que tenerlos bien abiertos, y estar siempre atentos.
EliminarCelebramos que te haya gustado, Ciri.
Gracias de nuevo por pasarte y comentar. Un abrazo.